“Mamá, ¿qué significa ese pez?” La señora se quedó un poco desconcertada, pues no sabía cómo contestar. El niño se refería a la pegatina de un pez en un coche. Sería que el chofer era pescador o tenía una pescadería o… ¡vete a saber! Lo que la señora no podía imaginarse que el pez era un símbolo religioso. Es más, representa a Jesús mismo. Podemos comentar la explicación.
En la Iglesia del siglo segundo, la lengua griega era común entre sus participantes. De hecho, los cuatro evangelios fueron escritos en griego. ¡Qué casualidad! Pez según el alfabeto griego, se escribe Ίχθυς. Las letras de esta palabra son las iniciales de la frase: “Iesous Xristos Θeou Yios Σoter” (Jesús, Cristo, Hijo de Dios, Salvador). Es decir, la primera letra de estas cinco palabras forman el término pez.
Ί = Jesús
Χ = Cristo
Θ = Dio
Υ = Hijo
Σ = Salvador
Usando estas coincidencias literarias, el símbolo del pez y el críptico “Ichthus” (Ίχθυς) fueron adoptados por los cristianos de la Iglesia Primitiva para representar a Jesucristo y manifestar su adhesión a la fe.
Eran tiempos difíciles, la persecución no cesaba y había que tomar precauciones al convocar sus reuniones. Los cristianos, siendo minoría en un mundo pagano, tenían sus propios símbolos para identificarse y avivar su fe. En el pez (Ichthus), encontraban la profesión de fe, la razón por la que adoraban a Jesús y estaban dispuestos a morir. Utilizaban su dibujo para señalar el lugar de una asamblea. Hoy día los dueños de los coches lo utilizan para indicar que son cristianos.
El antiguo testamento habla del poder del pez. Tobías pescó un pez y le preguntó al ángel Rafael: “¿Para qué sirve este pescado?” Respondió: “El corazón y el hígado se queman ante un hombre atormentado por un demonio. La hiel sirve para curar los ojos. Tímidamente este poder del pez anuncia la obra salvadora de Jesús.
En los evangelios hay varios ejemplos donde el símbolo del pez ha podido sugerir a los primitivos cristianos para ver la imagen de Jesús. Cuando Jesús es preguntado si paga impuestos, le ordena a Pedro: “Al primer pez que pesques ábrele la boca, y hallarás en ella una moneda de plata. Tómala y paga por mí y por ti”.
También pudieron sentirse inspirados por la multiplicación milagrosa, donde el Señor con dos peces y cinco panes pudo dar de comer a una multitud. O por el almuerzo en el que Jesús ofrece unos peces a sus discípulos cansados de pescar durante toda la noche.
Pero lo que no cabe duda es que el pez como símbolo y como realidad ha sido y fue emblema del equipo del Seňor. Así, al llamar a los discípulos, les dijo: “«Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.» Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron”.
La primitiva Iglesia lo entendió muy bien, sobre todo en momentos de persecución. El pez se encuentra ya en monumentos romanos de las primeras décadas del siglo II, como la Capella Greca y las Capillas del Sacramento de la catacumba de San Calixto y en la catacumba de Santa Priscila. Los primeros cristianos lo utilizaban en numerosos frescos y sarcófagos.
¿Anuncia usted al Señor utilizando la imagen del pez?
