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Premiado por el Tribunal Supremo de la Santa Sede

Monseñor Jonás Achacoso nació en la ciudad de Zamboanga, Filipinas, en 1973 y es el mayor de tres hermanos y una hermana. Proviene de un país con un alto porcentaje de católicos en el que la vida parroquial es de suma importancia para las familias y el centro de las actividades de todos los lugares, según nos comenta.

“Empecé como monaguillo desde niño y de ahí prácticamente mi madre me llevó al seminario a los 12 años. Desde entonces me encantaba la vida del seminario”, dice recordando cómo fue que surgió su vocación y cómo se ha manifestado a lo largo de su vida, especialmente cuando fue ordenado sacerdote.

Ingresó al Seminario Inmaculado Corazón de María, ubicado en la paradisiaca isla de Bohol. Allí compartió con pequeños de su misma edad en un ambiente académico exigente y, del que dice, tiene tantos gratos recuerdos que bien podría escribir un libro.

Cursó Teología en la Universidad de Navarra y posteriormente fue ordenado Diácono transitorio el 25 abril 1999 en Pamplona (España). Luego regresó a su natal Filipinas y se ordenó sacerdote el 20 de mayo de 2000 en la iglesia Catedral Santísima Trinidad en la ciudad de Batangas.

“Fue para mí un orgullo haber sido ordenado en el año que Juan Pablo II llamó el Gran Jubileo”, afirma. Entre sus primeras asignaciones en Filipinas se desempeñó como Secretario del obispo en la Diócesis de Talibon, Canciller de la Diócesis, director de una escuela, párroco fundador de una iglesia de misión, entre otras que desempeñó durante 6 años.

Administrando el Sacramento de la Confirmación, con un indulto especial dado a los pastores y administradores durante la pandemia.

Luego en 2006, ya siendo sacerdote, el obispo lo envió de vuelta a España para adelantar sus estudios de Licenciatura en Derecho Canónico y posteriormente su Doctorado en Derecho Canónico, los cuales culminó en 2011 en la Universidad de Navarra, facultad que goza gran reconocimiento por ser la mejor a nivel mundial.

A lo largo de aquellos años durante el verano, visitaba la Diócesis de Brooklyn y en especial las parroquias Reina de los Ángeles y Nuestra Señora de las Nieves, donde servía con su ministerio pastoral a estas comunidades.

En 2013 llegó a la Diócesis de Brooklyn donde ha servido como vicario parroquial de la iglesia Preciosísima Sangre en Astoria, en la parroquia Reina de los Ángeles, donde sirvió por 6 años y actualmente es administrador de la parroquia Corpus Cristi en Woodside (Queens).

En la Diócesis de Brooklyn es Juez Eclesiástico en el Tribunal, Vicario Judicial Adjunto de la Diócesis y Delegado Episcopal de los Movimientos Eclesiales.

Le gusta estar en contacto con la naturaleza, hacer deporte y hasta hace un tiempo practicaba tenis y le gusta el estilo de juego de Roger Federer y los rasgos de su personalidad tranquila y el bajo perfil que maneja. El hecho de poder servir a las necesidades de la gente es para Mons. Achacoso una de las mayores satisfacciones del sacerdocio.

“La gente está necesitada de alimento espiritual ya sea con la predicación o la dirección espiritual […] doy mucha importancia a la predicación y a la celebración de los sacramentos que es lo que propiamente un sacerdote da a los feligreses”, afirma.

A Mons. Achacoso le gusta estar en contacto con la gente y trabajar en “el pastoreo” acompañando a los fieles en su práctica de la fe católica. “Dios me ha llevado a otros lugares donde he tenido que trabajar en cosas que no son propiamente parroquiales, sino otro tipo de trabajos diocesanos”, explica el prelado.

Mons. Achacoso lee y comprende portugués, italiano y latín y domina el inglés, el español, el cebuano y el tagalo. Ser políglota le ha permitido contribuir como columnista en los medios diocesanos The Tablet (en inglés) y Nuestra Voz, recibiendo múltiples premios de la Asociación de Prensa Católica de Estados Unidos y Canadá (CPA).

“Siento que no estoy categorizado como un sacerdote filipino, sino hispano, porque gran parte de mi trabajo es con la comunidad hispana. Por ejemplo, en el Tribunal por muchos años fui el único juez que hablaba español”, dice, y explica que la gran mayoría de casos en el Tribunal son de hispanos.

Uno de sus logros más destacables hasta la fecha es haber sido reconocido por el Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica de la Santa Sede con el prestigioso Premio Arcangelo Ranaudo 2019 por su libro Due Process in Church Administration, Canonical Norms and Standards en 2018.

Esta distinción se otorga cada diez años y hasta el momento en todo el mundo solo hay cuatro galardonados, tres de ellos son canonistas y ejercen como profesores de Derecho Canónico en distintas facultades en Roma.

Mons. Achacoso es el único reconocido con este mérito que se encuentra fuera de Roma y no está ejerciendo en el ámbito académico.

“Siento que he logrado el auge de mi quehacer profesional como canonista especializado en Derecho Administrativo Canónico. Ese premio fue anunciado en el periódico vaticano L’Osservatore Romano y me presentaron como un sacerdote de la Diócesis de Brooklyn”, nos cuenta.

Durante la pandemia, Monseñor tradujo esta publicación —que está a la venta en inglés online— y se encuentra en proceso de revisión para su publicación en español bajo el título El Procedimiento Administrativo General en la Iglesia bajo el sello de la editorial Universidad de Navarra S.A.