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Un acercamiento al tema racial en Brooklyn después de la muerte de Floyd

Han pasado cinco meses desde que George Floyd murió a manos de un policía en Minneapolis; una tragedia que desencadenó protestas masivas en ciudades de toda la nación y marcó el comienzo de una nueva era de criterio racial en Estados Unidos.

¿Qué ha pasado desde entonces? Nuestra Voz entrevistó a dos jóvenes líderes de la diócesis para conocer sus puntos de vista.

Peter Damour y Tevin Williams son miembros de la Comisión diocesana de Racismo y Justicia Social, creada en el año 2017 por Mons. Nicholas DiMarzio para estudiar el impacto del racismo en la iglesia.

Damour, ministro de jóvenes de la iglesia de Santa Clara, en Rosedale, no está tan optimista sobre las relaciones raciales en los EE.UU. “Nos hemos quedado estancados”, dice.

“No vemos modificaciones legislativas importantes, y ahí es donde tiene que ocurrir un cambio que impacte nuestras vidas”.

Damour instó a promulgar una ley para proteger los derechos de voto y permitir que los exconvictos que no han cometido delitos violentos puedan votar. Le gustaría que los legisladores aprobaran proyectos de ley para garantizar la financiación de escuelas en comunidades minoritarias y la revisión del sistema de educación especial. También señaló a los docentes que etiquetan a jóvenes negros como necesitados de programas de educación especial, cuando han mostrado el mismo comportamiento que los blancos.

“Cuando digo legislación, también me refiero a asuntos internos, como disciplinar a la policía, responsabilizarla por sus acciones. Que erradiquen la brutalidad y la corrupción. No significa que todos los policías sean corruptos, pero los que lo son deben irse”, dice.

Sin embargo, Damour cree que las cosas están comenzando a moverse en la dirección correcta más cerca de nosotros.

“Nuestra diócesis ciertamente está haciendo un gran esfuerzo”, dijo.

En los tres años transcurridos desde su creación, la Comisión diocesana ha promovido diálogos abiertos con feligreses de Brooklyn y Queens. Haciendo uso de lo aprendido durante esos debates, los líderes se reunieron con sacerdotes para aconsejarlos sobre cómo predicar sobre cuestiones raciales. También han asesorado a los profesores sobre planes de estudio enfocados en combatir el racismo.

Los diálogos que comenzaron hace tres años ahora se están incrementando para que más jóvenes puedan participar.

“Mons. DiMarzio nos pidió que investigáramos nuestras escuelas”, dice el padre Alonso Cox, secretario de la Comisión. Hace poco, la comisión dialogó con estudiantes y profesores de San Edmundo, en Sheepshead Bay.

Y es que los jóvenes son los catalizadores clave para el cambio, según Williams.

“Los Millennials y la Generación Z están cansados de esperar”, explicó. El padre Cox está de acuerdo. “Es muy importante involucrarlos más”, añadió.

A Damour le gustaría que este diálogo fuera más allá de los límites de la diócesis. “Necesitamos un diálogo con el NYPD”, dice.

Según él, el movimiento Black Lives Matter no odia a la policía. “Estoy a favor de respaldar a la policía. Los medios de comunicación nos han dividido. Hacen que de la impresión de que tienes que elegir uno de los dos bandos: Black Lives Matter o la policía”, dice Damour.

Williams ha estado ayudando a liderar la iniciativa en su parroquia, San Carlos Borromeo, en Brooklyn Heights, para aumentar la conciencia sobre los problemas raciales. Como miembro de Jóvenes Profesionales, Williams y su compañera Josephine Dongbang dirigieron una serie de asambleas vía Zoom durante la primavera, para que los feligreses pudieran tener una conversación sincera sobre sus actitudes hacia el racismo.

“Tenemos muchos aliados blancos en nuestra iglesia que tienen conciencia del asunto y quieren ayudar”, dice Williams.

Aún así, él señala que todos los días sufre humillaciones por ser un hombre negro: “La micro agresión es algo real”.

Entre esos agravios cita, por ejemplo, el estar esperando en una tienda por la ayuda de un vendedor y ver que atienden de inmediato a un cliente blanco que acaba de entrar. También le han tirado la puerta en la cara cuando ha intentado entrar en algún edificio.

A Damour y Williams les sobran ideas sobre cómo mejorar la igualdad racial en la diócesis.

A Williams le gustaría ver un sacerdocio más heterogéneo, uno que “debería reflejar a la comunidad”.

Damour ha presentado una lista de sugerencias a la Comisión. Entre ellas está colocar estampas de santos negros —como san Carlos Lwanga, los mártires de Uganda y santa Josefina Bakhita, y candidatos a la beatificación, como Augustine Tolton, Thea Bowman y Pierre Toussaint— en todas las iglesias de la diócesis, y no solo en las de comunidades negras.

La selección de cantos para la misa también podría ser más variada, según Damour.

“Es muy extraño que se cante un ‘black spiritual’ en la misa”, dijo.

En otras palabras: los negros deben sentirse cómodos en cualquier parroquia de la diócesis. Algo que no han logrado, dice Damour.

En el plano nacional, Williams reconoce que ve alguna mejoría. “Como país, hemos avanzado un poco. Creo que estamos en el camino correcto”, dijo.

“Pero, tomó seis años para que Black Lives Matter se convirtiera en tendencia”, advierte.

Williams señaló que hoy, grandes corporaciones como Walmart, Amazon y Facebook están apoyando BLM, y que JPMorgan Chase & Co. se ha comprometido a invertir $30 mil millones de dólares durante los próximos cinco años para promover la igualdad racial.

Una forma de combatir el racismo es desenmascararlo y hablar sobre él, según Williams, quien en agosto, participó en la “Marcha sobre Washington” que tuvo lugar alrededor del 57 aniversario de la Marcha sobre Washington por el Empleo y la Libertad de 1963, donde el Rev. Dr. Martin Luther King pronunció su histórico discurso “Yo tengo un sueño”.

La marcha de 2020 se llamó Get Your Knee Off Our Necks (Quiten su rodilla de nuestro cuello) en honor a Floyd, quien murió el 25 de mayo después de que un policía presionara la rodilla contra su cuello durante 8 minutos y 46 segundos.