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Sacerdote de Louisiana lucha contra el tráfico humano con ayuda de las monjas

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ROMA—. El padre Jeff Bayhi es un sacerdote católico que administra una casa para las víctimas de la trata de personas, y el primero en admitir públicamente que son mujeres, no hombres, quienes lideran esta batalla.

Concretamente, mujeres religiosas.

“Los héroes en la Iglesia de hoy en la lucha contra la trata de personas son mujeres religiosas. No son los obispos, no son los sacerdotes. Son mujeres religiosas. Punto”, dijo el padre Bayhi a Crux durante una conferencia del Vaticano sobre la trata de personas a principios de este mes.

Bayhi es un sacerdote de la diócesis de Baton Rouge en Louisiana, y a principios de la década de 1980 compró una casa en el área con la esperanza de convertirla en un centro católico de retiro para jóvenes.

“Todo joven sacerdote siente el deseo de cambiar la próxima generación”, dice el padre Bayhi, quien fue Director de Vocaciones y Seminarios de la Diócesis de Baton Rouge por una década.

Sin embargo, a pesar de todos sus esfuerzos y varios intentos de inauguración, el centro de retiros nunca despegó hasta que en 2002 conoció a la hermana Eugenia Bonetti.

La Hna. Bonetti es una monja italiana que lidera en la Iglesia las cruzadas contra el tráfico sexual. En los últimos 25 años, ha sido pionera en algunos de los primeros programas dedicados a rescatar a las mujeres de la prostitución forzada. Su esfuerzo y dedicación incluso llamó la atención del Papa Francisco, quien le pidió que escribiera las meditaciones para el servicio del Viernes Santo de este año en el Coliseo de Roma, con un enfoque particular en la trata de personas.

“Su pasión y su compasión son contagiosas”, dice Bayhi, recordando su primer encuentro en el que la Hna. Bonetti lo inspiró para que convirtiera su propiedad en un hogar para niñas y adolescentes víctimas del tráfico sexual que necesitan refugio.

“No puedo hacer algo así sin la ayuda de religiosas”, le contestó Bayhi a Bonetti.

Pero la Hna. Bonetti es imparable y no se dejó intimidar. Así que pronto encontró a cinco Hermanas de la Misericordia que estuvieron de acuerdo en establecer su residencia en Metanoia Manor, que lleva el nombre de una palabra griega que significa “cambio de corazón”.

“Vivir con estas jóvenes y cuidar de ellas las veinticuatro horas del día no es algo por lo que puedas pagarle a nadie”, dijo Bayhi. “Tiene que ser una vocación”.

El estado de Louisiana ahora cuenta con 16 habitaciones privadas donde las mujeres, todas adolescentes, ya que la edad promedio de una víctima de trata es de 13 años, pueden vivir mientras intentan reiniciar sus vidas, libres de las ataduras de la esclavitud sexual.

Bayhi insiste en que, aunque las monjas están a cargo del hogar, su única misión es ayudar a proporcionarles a estas chicas un lugar seguro para recomenzar sus vidas, no hacer proselitismo religioso.

“Pueden ir a la iglesia de su elección o a ninguna iglesia en absoluto”, le dijo Bayhi a Crux. “Esto no es un refugio solo para católicos”.

La Hna. Ann Maria Mathew Som, la Hna. Alexandrine Rasoanirina, el Pbro. Jeff Bayhi, y la Hna. Norma Nunez (Foto: Kris Wartelle/ The Daily Advertiser)

Hoy en día, el padre Bayhi dedica gran parte de su tiempo a recaudar el presupuesto de medio millón de dólares que se necesita cada año para mantener la casa en pleno funcionamiento y espera agregar más hermanas en los próximos años.

Aunque el refugio no recibe fondos estatales o federales, dice que uno de sus mayores aliados es el gobernador católico del estado, John Bel Edwards, quien, junto con su esposa Donna, se han interesado particularmente en el trabajo de Metanoia Manor.

Además, el jefe de la policía estatal, un miembro por la asociación de alguaciles y varios funcionarios locales encargados de hacer cumplir la ley forman parte de la junta directiva y han demostrado ser importantes aliados para ayudar a las jóvenes a resolver los problemas de custodia mientras buscan refugio en Metanoia.

“Trabajan para nosotros”, dijo Bayhi sobre el personal de los cuerpos de policía. “Son verdaderos servidores públicos”.

De Edwards, elogió que es un “tipo de gran visión”, conocido por su capacidad para establecer puentes con demócratas y republicanos por igual a la hora de resolver algún problema. Bayhi dijo que eso es particularmente importante cuando se trata de un asunto tan complejo como el tráfico de personas. “Esto no es un tema político”, insiste. “Es un tema de dignidad humana que no se puede politizar”.

“No estamos hablando de las hijas de otros”, continuó, refiriéndose a las mujeres jóvenes que encuentran refugio en Metanoia Manor. “Esta es una situación en la que todos somos responsables. Ellas son todas nuestras hijas”.

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Christopher White es corresponsal nacional de Crux y The Tablet. Tiene una Maestría en Ética y Sociedad de la Universidad de Fordham y un B.A. en Política, Filosofía y Economía de The King’s College. Es exdirector de Catholic Voices USA y sus artículos han aparecido en The Wall Street Journal, USA Today, Washington Post, Philadelphia Inquirer, Forbes, New York Daily News, International Business Times, The American Interest, First Things y Human Life Review, entre muchas otras publicaciones impresas y en línea. Síguelo en Twitter en @ CWWhite212