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Sacerdotes consternados por la creciente violencia con armas

El sonido de las sirenas y el ruido constante de los helicópteros sobrevolando la noche del 12 de mayo le dieron una pista al padre Alonzo Cox de que la violencia había estallado una vez más.

No fue hasta la mañana que se enteró de los detalles. La policía dijo que hubo un intercambio de disparos entre un oficial y un pandillero perseguido por otro tiroteo momentos antes. El policía y el sospechoso resultaron heridos, pero sobrevivieron; en el primer tiroteo sí hubo una víctima mortal.

“Eso sucedió literalmente a unas cuadras de mi rectoría”, dijo el padre Cox, párroco de St. Martin de Porres en el vecindario de Bedford-Stuyvesant, en el lado norte de Brooklyn.

El padre Edward Mason está cerca de donde un joven de 18 años fue asesinado a tiros el 10 de mayo en el este de Nueva York. El padre Mason dijo que el vertido ilegal de basura, como se muestra en la foto, contribuye al crimen porque la plaga atenta contra la dignidad humana, provoca la desesperación y, a veces, implica una vida de violencia (Foto: Bill Miller).

“Me quedé despierto hasta tarde”, dijo al día siguiente. “Y escuché todas esas patrullas de la policía y los helicópteros. Y me dije: ‘Algo está pasando’. Eran las 9 de la mañana y los helicópteros todavía estaban sobrevolando el área. Escuché que al policía le dispararon tres veces, y gracias a Dios lo salvó su chaleco antibalas”.

El padre Cox, también coordinador del Apostolado Afroamericano en la Diócesis de Brooklyn, dijo que el último aumento de la violencia con armas de fuego en toda la ciudad está “acercándose cada vez más a casa”.

“Hemos hablado de esto como parroquia”, dijo. “Y lo primero que pensamos es: ‘¿Qué estamos haciendo por eliminar la violencia con armas?’ ”.

Dos noches antes, a seis kilómetros al este de Bed-Stuy, el padre Ed Mason vivió una experiencia parecida. El párroco de Mary, Mother of the Church en Linwood Street en East New York estaba viendo una película en la rectoría.

“Escuché sirenas pasando por la cuadra”, recuerda el sacerdote, “pero no me di cuenta de que se habían detenido allí. Yo seguí viendo la película, y resulta que al final de la cuadra, le dispararon a un niño. Y murió. Dicen que el incidente estaba relacionado con pandillas”.

Según los informes, Shaheem Bascom, de 18 años, que vivía en Bed-Stuy, llegó a East New York para encontrarse con una chica en la esquina de Linwood Street y Hegeman Avenue.

Su familia dijo que el aspirante a rapero no era de una pandilla, pero que aún así los pandilleros lo seguían atacando.

La parroquia del padre Mason está en la misma calle Linwood, en el otro extremo de la cuadra. Unas semanas antes del tiroteo, el sacerdote hizo un recorrido por ese lugar para mostrar cómo es uno de los varios sitios en el vecindario para el vertido ilícito de desperdicios.

Dijo que la violencia con armas de fuego es “parte de la vida aquí”.

“Duele cada vez”, agregó, “pero no es sorpresa para nadie. La indignación se silencia porque sucede con una frecuencia lastimosa”.

Los datos del Departamento de Policía de Nueva York muestran cómo la violencia con armas se ha intensificado en comparación con el mismo período del año pasado. Desde el 1 de enero hasta el 16 de mayo, ha habido 552 tiroteos en toda la ciudad, un aumento del 78,6 por ciento si se compara con los 309 tiroteos durante el mismo período en 2020.

El mes pasado fue especialmente violento, con 149 tiroteos. Eso representa un aumento del 166 por ciento con respecto a abril de 2020, donde hubo 56 tiroteos, según muestran los datos de la policía.

“Conocidos por la policía”

Rodney Harrison, jefe del Departamento de la policía de Nueva York, muestra el chaleco protector que salvó la vida de un oficial de 28 años durante un tiroteo con un presunto pandillero, el pasado 12 de mayo. El incidente ocurrió en el vecindario Bedford-Stuyvesant de Brooklyn. El comisionado de policía Dermot Shea (en el podio) dirigió la conferencia de prensa con el alcalde Bill de Blasio (centro) (Foto: NYPD News / Twitter).

La policía dice que el incidente del 12 de mayo comenzó a las 11 p.m. cerca de la intersección de Madison Street y Broadway Avenue. Se narra que un hombre armado corrió hacia un vehículo utilitario deportivo blanco con tres ocupantes y abrió fuego, causando la muerte de uno.

Luego de una balacera, los oficiales que respondieron a la llamada detuvieron al sospechoso a unas cuatro cuadras de distancia, cerca de Saratoga Park.

El oficial herido, de 28 años, y el presunto autor del tiroteo, de 26, fueron trasladados al Hospital del Condado de Kings. Desde allí mismo, el comisionado de policía Dermot Shea y el alcalde Bill de Blasio dieron una conferencia de prensa.

Shea dijo que los tres hombres en la camioneta y su atacante son “conocidos por la policía” como miembros de pandillas con casos pendientes de arrestos anteriores por cargos relacionados con armas.

“Hace muy poco fueron arrestados”, agregó el jefe de detectives James Essig. “Tienen pendientes citas en la corte después del verano”.

Essig dijo que hubo varios tiroteos recientes en el área.

“Cuando ocurren sucesos como este, siempre hay pandilleros involucrados”, dijo. “Sabemos en qué pandillas están. Sabemos con quién se pelean. Constantemente ves el lleva y trae, y por esa razón tenemos oficiales desplegados en esa área”.

Una necesidad humana más elemental

El reciente suceso de violencia le recuerda al padre Mason la década de los 90, durante la epidemia de consumo de crack de cocaína. En ese entonces, la mayoría de los funerales eran para jóvenes de 20 años, dijo.

Las tasas de criminalidad comenzaron a descender en los últimos meses del último mandato de David Dinkins como alcalde de la ciudad de Nueva York, dijo el padre Mason. Esa tendencia se aceleró con el próximo alcalde, Rudy Giuliani.

“Fue una transformación tremenda”, dijo el padre Mason.

Aún así, señaló, la actividad de las pandillas nunca desapareció por completo, como consecuencia de familias y comunidades rotas que no pueden satisfacer una de las necesidades humanas más elementales: el sentido de pertenencia.

El padre Cox y el padre Mason dijeron que creen que la pandemia empeoró las cosas.

“Ha habido demasiada violencia, incluidos los tiroteos en Times Square el fin de semana pasado y los ataques en el metro”, dijo el padre Cox el 13 de mayo. “Todo el mundo ha estado encerrado en sus casas y nadie quiere quedarse atrapado en un lugar durante un largo período de tiempo”.

“La gente está apesadumbrada”, agregó el padre Mason. “Tenemos un aumento en la tensión racial y un repunte en la disparidad socioeconómica. Pero, sí, creo que la pandemia sacó a la gente de su centro de gravedad. Existe una gran inestabilidad en las familias y en la vida de las personas.

“Bueno, creo que todos estos son factores que aumentan la violencia”.

Lograr bajar las tasas de criminalidad de las últimas dos décadas “requerirá mucho esfuerzo”, dijo el padre Mason.

“La clave”, agregó, “es saber qué hacer y cómo hacerlo. Ahí es donde entramos nosotros: organizar a la gente. No nos quejamos. No hacemos protestas. Tenemos sesiones de estrategia y obtenemos resultados”.

El padre Dwayne D. Davis es párroco de la Iglesia St. Thomas Aquinas, en Flatlands (Foto: Archivos de The Tablet).

Para estar a salvo

El padre Dwayne Davis, párroco de la iglesia de St. Thomas Aquinas en el vecindario Flatlands de Brooklyn, dijo que el problema no será resuelto con una simple solución, ni por un solo grupo.

“Para erradicarlo, creo que todos debemos unirnos: los funcionarios electos y las iglesias, las familias y los vecindarios”, dijo. “Creo que la Iglesia definitivamente podría desempeñar un papel en el diálogo útil y podría ser un excelente mediador”.

“Porque son nuestros hijos e hijas los que están siendo asesinados”, enfatizó. “Son hijos de Dios. Todos somos hijos de Dios. Y lo que afecta a uno nos afecta a todos, especialmente si hacemos caso al proverbio africano: Para educar a un niño hace falta la tribu entera”.

Según la policía, durante el año pasado llegaron más armas cortas a la ciudad de Nueva York, a pesar de que la ciudad tiene algunas de las leyes sobre armas más rigurosas del país.

“Entiendo el hecho de que una persona tiene derecho a portar armas”, dijo el padre Cox. “Pero hay tantas armas en la calle que me quedo atónito”.

“Sé que los programas de recompra de armas de los que había oído hablar han tenido gran éxito, así que creo que esa podría ser una idea”.

El Departamento de la policía de Nueva York llevó a cabo un evento de recompra llamado Cash/iPads for Guns, el pasado 22 de mayo, en el Cornerstone Center de CAMBA en Howard Houses, 90 Watkins St., en Brooklyn.

El padre Cox dijo que la comunidad que trabaja con la policía es crucial. Sin embargo, señaló que la muerte de George Floyd bajo custodia policial de Minneapolis hace un año hizo mucho para deshacer la buena voluntad con las fuerzas del orden en todo el país.

Por eso, el padre Cox dijo: “Muchos de los jóvenes de mi comunidad no confían en la policía y no puedo culparlos. Pero tampoco puedo perder de vista que no todos los agentes de la ley buscan encerrar a un niño negro. No los veo como el enemigo”.

“Creo que necesitamos unirnos con la policía para poder tener un diálogo saludable, una conversación”, agregó, “sin olvidarnos del pasado, sino basándonos en lo que cada uno puede aportar para estar a salvo”.