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Santidad de Óscar Romero es una lección de vida, dice obispo de Rockville Centre

ROCKVILLE CENTRE, Nueva York (CNS)—.  El martirio del beato Óscar Romero, “el santo sacrificio de su vida” durante la celebración del “santo sacrificio” de la Misa, ofrece una lección fuerte para los católicos, dijo el obispo John O. Barres de Rockville Centre.

“Él nos enseña tan poderosamente que el abrazo de la cruz de Cristo en nuestras vidas se conecta con el ritmo del misterio pascual del sacrificio de la Misa que fluye a través de cada dimensión de nuestras vidas y nuestro espíritu misionero en Long Island y más allá”, él dijo en una carta pastoral nueva sobre la vida y el ministerio del beato Romero, quien pronto será santo.

La carta fue publicada el 23 de septiembre días antes de la canonización del beato Romero el 14 de octubre. En ella, el obispo Barres explica como la iglesia puede prepararse para “este momento histórico”.

Mons. John O. Barres, obispo de Rockville Centre, N.Y., durante su homilía del 2 de septiembre en la iglesia Santos Cirilo y Metodio de Deer Park. “El sacrificio del beato Romero durante el santo sacrificio de la Misa es poderosa lección de vida para todos los católicos” dijo el obispo Barres en una nueva carta pastoral a pocos días de la canonización de Romero. (CNS/Gregory A. Shemitz, Long Island Catholic)

El entonces obispo Romero, de El Salvador, se convirtió en arzobispo de San Salvador en 1977. Él surgió como un defensor de los pobres y un crítico de un gobierno que él decía que aprobaba el terror y los asesinatos. Su programa de radio y sus homilías atraían a miles de oyentes, dándole el título popular de “La voz de los sin voz”.

En respuesta a la creciente violencia, el arzobispo Romero pronunció una homilía el 23 de marzo de 1980, en la que le dijo a los soldados que siguieran la ley de Dios y desobedecieran las órdenes de disparar contra ciudadanos desarmados. Al día siguiente él recibió el disparo letal de un asesino mientras oficiaba la Misa en la capilla de un hospital.

Él murió el 24 de marzo de 1980 durante la Misa. La Iglesia Católica consideró que su muerte violenta se produjo “por odio a la fe” y fue beatificado el 23 de mayo de 2015. En 2018, el papa Francisco anunció que él sería canonizado durante el Sínodo de los Obispos de este octubre junto con el beato Pablo VI y otros cuatro.

El obispo Barres sugirió que los católicos pueden prepararse para la canonización de él reflexionando sobre su “vida heroica y su santidad” y leyendo sus homilías, sus cartas pastorales y varias biografías escritas sobre él.

Él llamó a “un mayor compromiso de la comunidad académica católica a estudiar la teología espiritual, la misionología y el enfoque del arzobispo sobre la enseñanza de la justicia social católica y las obras de misericordia corporales y espirituales”.

“Llevar la enseñanza de Romero al siguiente nivel enriquecerá inmensamente a nuestra iglesia global”, escribió el obispo.

El beato Óscar Romero, obispo y mártir, trabajando en una estación de radio improvisada en San Salvador. (CNS/Octavio Duran)

Él señaló que los sacerdotes y seminaristas salvadoreños de la Diócesis de Rockville Centre le han dicho que el lema episcopal en latín del beato Romero — Sentire cum ecclesia (sentir con la iglesia) — “es particularmente emotivo e inspirador para ellos”. Él señaló que este tiene el significado de “experimentar, vivir y caminar con la gente”.

Los miembros de “nuestra hermosa comunidad salvadoreña en Long Island”, él continuó, hablan a menudo sobre “la tradición oral transmitida por sus familias y comunidades sobre el impacto del beato arzobispo Romero en su fe católica, sus parroquias y su país”.

Él dijo que la diócesis pide el consejo de esta comunidad “sobre cómo vivir de una manera más intensa el espíritu del santo en Long Island”.

El obispo Barres dijo que la herencia que dejó el beato Romero en la rama de derechos humanos es tan admirada por personas de muchas religiones y de los que no siguen una religión, que esto provee una apertura natural para que la Diócesis de Rockville Centre y la iglesia en general entren en diálogos ecuménicos e interreligiosos.

“Las oportunidades ecuménicas e interreligiosas se pueden resumir en el hecho de que el arzobispo Romero es uno de los 10 mártires del siglo 20 representados en estatuas sobre la Gran Puerta Oeste de la Abadía de Westminster en Londres.

San Juan Pablo II reza frente a la tumba del arzobispo Romero en la catedral de San Salvador durante su visita a la ciudad en 1983. (CNS/Giancarlo Giuliani, Catholic Press Photo)

Él dijo que conectar la canonización con los asuntos de hoy día también puede verse en el llamado a una reforma integral de inmigración en Estados Unidos, una nación “edificada sobre los principios” importantes para el beato Romero: “la dignidad de la persona humana, la justicia social, la santidad de la vida humana y la familia y el amor del buen samaritano por los pobres”.

El obispo Barres dijo que la santidad del arzobispo Romero debe ser presentada a “la próxima generación de católicos”. Él pidió su intercesión “por una rica y nueva cosecha de vocaciones al sacerdocio y la vida religiosa en nuestra comunidad hispana”.

La profunda humildad del arzobispo y su compromiso con el sacramento de la penitencia son tan profundos como su “humanidad y su solidaridad con los pobres”, dijo el obispo.

“El beato Romero entendió el poder de conversión en el sacramento de la penitencia y cómo esa conversión podría ayudar a producir el cambio social que El Salvador necesitaba desesperadamente”, dijo el obispo Barres. “Como el beato Romero, cuando aceptamos las conversiones personales del sacramento de la penitencia, vemos los desafíos globales de la migración a través del lente del reino de Dios y la misión profética de misericordia de la Iglesia Católica en la Tierra en lugar de nuestra propia visión limitada”.

“Comenzamos a comprender mejor nuestro propio papel al dar la bienvenida a los desconocidos mientras seguimos el llamado de Jesús y construimos una genuina cultura de vida y civilización del amor”.

El obispo Barres concluye su carta pastoral señalando que el beato beato Romero “no era ajeno a la angustia y el dolor en la vida de la iglesia”.

“Le pedimos su intercesión por la sanación de sobrevivientes de abuso sexual del clero y por una experiencia nueva y poderosa de reforma de la iglesia basada en la santidad, la misión y el compromiso con el crecimiento misionero dramático”, él dijo.

La Diócesis de Rockville Centre patrocinará una peregrinación a Roma para la canonización y las parroquias también conmemorarán la canonización durante las Misas del 14 de octubre.