CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Dios llama a todos los cristianos a ser santos, pero no se refiere a las estatuas plásticas de los santos, sino a personas de verdad que hacen tiempo para la oración y le muestran atención amorosa a los demás con los gestos más simples, dijo el papa Francisco en su nuevo documento sobre la santidad.
“No tengas miedo de la santidad. No te quitará fuerzas, vida o alegría”, escribió el papa en “Gaudete et Exsultate“ (“Alégrense y regocíjense”), su exhortación apostólica “sobre el llamado a la santidad en el mundo actual”.
El papa Francisco firmó la exhortación el 19 de marzo, la fiesta de san José, y el Vaticano la publicó el 9 de abril.
Gran parte del documento fue escrito en segunda persona, hablándole directamente al individuo. “Lo que quisiera recordar con esta exhortación es sobre todo el llamado a la santidad que el Señor hace a cada uno de nosotros, ese llamado que te dirige también a ti”, él escribió cerca del principio.
Diciendo que no estaba escribiendo un tratado teológico sobre la santidad, el papa Francisco se enfocó principalmente en cómo el llamado a la santidad es un llamado personal, algo que Dios le pide a cada cristiano y que requiere una respuesta personal según sea el estado en la vida, los talentos y las circunstancias de cada uno.
“Muchas veces tenemos la tentación de pensar que la santidad está reservada solo a quienes tienen la posibilidad de tomar distancia de las ocupaciones ordinarias, para dedicar mucho tiempo a la oración”, él escribió. Pero “no es así”.
“Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo el propio testimonio en las ocupaciones de cada día, allí donde cada uno se encuentra”, él dijo.
Él escribió sobre “los santos de la puerta de al lado” y dijo que le gusta “ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: a los padres que crían con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos, en las religiosas ancianas que siguen sonriendo”.
Ser parte de una comunidad parroquial y recibir los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Reconciliación, son apoyos esenciales para llevar una vida santa, escribió el papa. Y también lo es encontrar tiempo para la oración en silencio. “No creo en la santidad sin oración”, él dijo, “aunque no se trate necesariamente de largos momentos o de sentimientos intensos”.
El título del documento fue tomado de Mateo 5:12 cuando Jesús le dice “alégrense y regocíjense” a los que son perseguidos y humillados en su nombre.
La línea concluye con las bienaventuranzas, donde, dijo el papa, “Jesús explicó con toda sencillez qué es ser santos”: vivir con sencillez, poner a Dios primero, confiar en él y no en la riqueza ni el poder, ser humildes, estar en duelo y consolar a los demás, ser misericordiosos y perdonar, trabajar por la justicia y buscar la paz con todos.