A principios de 1960, Perdomo trabajaba en su ciudad natal de San Miguel, El Salvador, organizando la sacristía y decorando el altar entre sus labores como sacristán en la parroquia de El Rosario. Ahí fue donde trabajó con el “padre Romero”, un sacerdote minucioso, con una idea de cómo se deben hacer las cosas.
Exsacristán recuerda al beato Óscar Romero
3:26 pm EST Aug 8, 2018