El la catequesis 38 del papa Francisco en su audiencia general, el pontífice se refirió a “La oración pascual de Jesús por nosotros”.

La oración que Jesús nos enseñó no solo incluye la petición de lo que se puede desear sino, también, el orden en que lo debemos desear.

La pregunta que se han hecho creyentes y ateos es: ¿quién es ese personaje que arrastra a tanta gente?

Si te preguntan si eres católico, ¿qué responderías?

Las prácticas religiosas no entrelazadas con un lazo amistoso serían como piedras preciosas sueltas que no forman un collar.

¿Se interesó Jesús por estudiar? ¿Por conocer la historia de su pueblo?

Precisar la actitud de Jesús ante la Ley no es una tarea fácil. Pero lo que sí queda claro en las escrituras es que fue un judío fiel, respetuoso y cumplidor de la Ley.

“Jesús vio a un hombre llamado Mateo en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Mateo se levantó y lo siguió”.

La situación es extraña. Jesús se muestra como un despistado caminante nocturno y un desconocedor de las noticias públicas. De repente, él cambia a ser un maestro que exige e insulta.

Sea que estemos de vacaciones o nos quedemos en casa, busquemos la forma de salir al encuentro de las personas para acompañarlas en su vida cotidiana de luchas y sufrimientos, para llevarles esperanza.

Ya hemos pasado la cuaresma y volvemos a comer carne, tomar café, comer dulces y habrá quienes se pongan al día con Facebook ya que se habían propuesto no conectarse por estos 40 días.