JAMAICA – Hace unos 10 años, el padre Chris Piasta observó por primera vez una escena recurrente en la frenética actividad de la gente que entraba y salía de los dos aeropuertos internacionales de Queens.

El padre Piasta es párroco de la parroquia de San Buenaventura-San Benito el Moro, en el sur de Jamaica. También trabaja como capellán católico en los aeropuertos John F. Kennedy y LaGuardia.

Mientras trabaja en estos centros de transporte, el padre Piasta se ha fijado en grupos de mujeres: muchas son asiáticas, mientras que otras son latinas o de Europa del Este.

El rasgo común de estos grupos de mujeres es cómo se amontonaban en furgonetas de espera que partían a toda velocidad hacia destinos desconocidos para el sacerdote.

Con el tiempo, se preguntó si habían sido traídas a EE.UU. a través de conductos de tráfico de personas, que las llevaban a futuros de servidumbre doméstica, duras labores de fabricación o agrícolas, o incluso a una violenta esclavitud sexual.

“Lo he visto, diría, docenas de veces”, dijo el padre Piasta sobre las furgonetas que partían.

La atención mundial sobre este delito se intensifica en esta época del año, ya que el 8 de febrero es el Día Internacional de Oración y Sensibilización contra la Trata de Seres Humanos. También es la festividad de Santa Josefina Bakhita, la patrona de los supervivientes de la trata de seres humanos.

El Papa Francisco ha calificado esta condición de “crimen contra la humanidad” por sus ataques a la dignidad de la víctima con brutalidad -como sexo violento o estupro-, separaciones de la familia e incluso la muerte.

El padre Piasta quería saber más, así que completó programas sobre cómo detectar la trata de seres humanos.

La Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey y la Asociación Internacional de Capellanes de Aviación Civil ofrecieron la formación; con esta última, asistió a presentaciones en Australia y los Países Bajos.

El padre Piasta dijo que los signos de una posible trata son las mujeres que parecen estar bajo el control de manipuladores que les retienen los pasaportes o el dinero.

Las víctimas también pueden parecer inusualmente ansiosas más allá del estrés habitual del viaje en avión, dijo el Padre Piasta.

Aún así, el padre Piasta no puede quitarse de la cabeza las imágenes de mujeres que son llevadas rápidamente de los aparcamientos de los aeropuertos.

“Y yo pensaba, ¿cuál es la historia de eso?”, dijo. “¿Es algo nefasto? ¿Fue tráfico de personas? No puedo decírselo con seguridad. Definitivamente parecía ser de esa naturaleza”.

No es una exageración, teniendo en cuenta que Queens se ha convertido en un foco de actividades ilícitas relacionadas con el tráfico de personas y el comercio sexual ilegal.

Algunos ejemplos son los escaparates convertidos en salones de masaje. Otros son la prostitución de mujeres, pero también de hombres y de chicas adolescentes.

A mediados de enero, el Departamento de Policía de Nueva York llevó a cabo una operación encubierta en la avenida Roosevelt, en Jackson Heights. La redada clausuró una docena de salones de masaje ilegales. El padre Piasta dijo que la prostitución al aire libre es una vista común en Queens.

La trata de seres humanos ha proliferado en el municipio por razones de las que no se ha informado antes: el fácil acceso a la ciudad de Nueva York a través de los dos aeropuertos, las carreteras o autopistas con mucho tráfico y el transporte público.

El padre Piasta dice que no parecía haber mucha información disponible sobre el tráfico de personas cuando observó por primera vez las camionetas de recogida hace una década. Sin embargo, desde entonces ha surgido una plétora de organizaciones contra la trata de seres humanos, muchas de ellas creadas por religiosas.

Entre ellas se encuentran la Alianza para Acabar con la Trata de Seres Humanos en Estados Unidos y Talitha Kum, una red internacional de hermanas religiosas contra la trata.

Con sede en Roma, Talitha Kum encabezó el 8 de febrero el Día Internacional de Oración y Sensibilización contra la Trata de Seres Humanos.

Más cerca de la ciudad de Nueva York se encuentra la Red LifeWay, con sede en el condado de Westchester. La hermana Joan Dawber (Hermanas de la Caridad-Halifax) fundó el grupo en 2007.

Desde entonces, LifeWay se ha convertido en un proveedor de alojamiento seguro para supervivientes de la trata de seres humanos en la zona de Nueva York.

También trabaja para educar al público sobre la esclavitud moderna. Para ello, su página web (lifewaynetwork.org) es un centro de intercambio de datos sobre esta lacra.

Según LifeWay, la trata de seres humanos genera 150.000 millones de dólares anuales para sus autores, que esclavizan a unos 50 millones de personas en todo el mundo.

La trata se da en los 50 estados y se calcula que 200.000 menores se ven envueltos en el tráfico sexual cada año en Estados Unidos, informa LifeWay.

La edad media de entrada en el tráfico sexual en EE.UU., según el grupo, es de 13 años.

La hermana Joan dijo que la gente se siente desolada al enterarse del tráfico de seres humanos en sus propias zonas. Pero, señaló, “el trabajo que hacemos realmente informa a la gente sobre este tema”.

“Al mismo tiempo”, dijo, “ayuda a erradicar la trata de seres humanos”.

La hermana Joan, en un vídeo promocional, describió la estrategia de LifeWay para proporcionar curación y alojamiento a los antiguos esclavos. Una estancia típica en una vivienda de LifeWay dura aproximadamente un año, dijo.

“Durante ese tiempo, esperamos que las mujeres se vuelvan fuertes, conectadas y libres”, dijo. “Hacemos eso proporcionándoles curación, modalidad y talleres.

“Las mujeres son nuestras mejores embajadoras en términos de cómo siguen adelante y cómo empiezan a trabajar y a vivir como mujeres más fuertes en la sociedad”.

El vídeo compartía la historia de Carmen que, a los 14 años, fue secuestrada de su casa en México. Los secuestradores la obligaron a prostituirse en EE.UU. Posteriormente encontró LifeWay.

“Describiría LifeWay como un hogar”, dijo. “No es sólo una casa segura. Cada día era como una nueva vida. En la cena, compartíamos lo que había pasado ese día y todo el mundo se curaba al mismo tiempo”.

Desde entonces, Carmen se ha casado y ha tenido una hija. Se instaló con su familia en Queens.

Qué puede hacer (a quién llamar)

Si ve una posible actividad de trata de seres humanos en cualquiera de los aeropuertos internacionales de Nueva York o sus alrededores, llame a la policía de la Autoridad Portuaria, dijo el padre Chris Piasta, capellán del aeropuerto.

Los números son, para el JFK, 718-244-4335; Newark, 973-961-6230; LaGuardia, 718-533-3900.
Siga este enlace (panynj.gov/police/en/ContactUs.html) para consultar los números de la PAPD en otros puntos como los túneles Lincoln y Holland, el tren PATH y la terminal de autobuses de la Autoridad Portuaria.
La línea directa sobre trata de seres humanos de la policía de Nueva York es el 646-610-7272.
La línea directa nacional contra la trata de seres humanos es el 888-373-7888. La línea de texto del NHTH es 233 733 o BeFree. (La NHTH responde a las llamadas 24 horas al día, 7 días a la semana, todos los días del año en más de 200 idiomas).
Más formas de luchar contra la trata

La Alianza para Acabar con la Trata de Seres Humanos (AEHT) sugiere estos pasos:

Póngase en contacto con su gobernador para solicitar que la línea directa de la NHTH, 888-373-7888, aparezca de forma destacada en todas las páginas web estatales y en todos los baños estatales de las autopistas interestatales.
Trabaje para crear campañas de concienciación sobre la trata de seres humanos y fomente los esfuerzos de base para educar a la gente sobre cómo reconocerla, cómo denunciarla y dónde pueden obtener ayuda los supervivientes.
Trabaje con expertos legales y grupos de defensa para defender leyes contra la trata.
Done dinero para apoyar a AEHT (alliancetoendhumantrafficking.org/) y a otros grupos como Talitha Kum International (talithakum.info/en/).

Bill Miller