El pasado 20 DE OCTUBRE monseñor Nicholas DiMarzio, obispo de Brooklyn, ofreció una misa de solidaridad con Puerto Rico en la Concatedral de San José.
Junto a monseñor DiMarzio estuvieron los obispos auxiliares de Brooklyn monseñor Octavio Cisneros y monseñor James Massa, el padre Frederick Cintrón, director del Ministerio Puertorriqueño de la Diócesis, y otros sacerdotes.
“El amor cristiano implica que tenemos que compartir los sufrimientos de los otros. La palabra compasión significa ‘sufrir con los que sufren’ y si hay algo que todo ser humano tiene en común es que todos sufrimos de una forma u otra”, dijo el padre Frederick Cintrón, párroco de Santa Catalina de Alejandría, en la homilía.
El padre Cintrón agregó, “cuando vemos a nuestros hermanos que sufren hay algo dentro de cada ser humano que hace que le cueste voltear la mirada. Hay algo en nuestro ADN bautismal que nos obliga a mirar con amor al otro en sus dolencias. Es Cristo el que nos hace extender nuestras manos a aquellos que lo necesitan”.
Para monseñor Octavio Cisneros, obispo auxiliar de Brooklyn, la distancia no es un impedimento para estar junto a Puerto Rico. “Nunca nos quedamos cortos si hay un espíritu de entrega, de solidaridad y de hermandad. El padre en la homilía hablaba de que Dios no está a la distancia, Dios está al lado nuestro y ¿cómo es que está al lado nuestro? Está al lado nuestro con la persona que tengo al lado”.
“Yo soy inmigrante y muchos que son inmigrantes no se olvidan de sus raíces y de su gente y aunque estén muy lejos están presentes con ellos, esa es la cercanía”, agrega el también Vicario de Asuntos Hispanos de la Diócesis de Brooklyn.
Monseñor Nicholas DiMarzio, obispo de Brooklyn, al final de la misa habló sobre la naruraleza del mal y los desastres naturales: “Desafortunadamente la religión natural ve de alguna manera a Dios como una fuente de maldad y de desastres naturales, ya que Dios siendo Todopoderoso. No podemos ver el problema del mal, sin embargo, como parte de Dios. Reconocemos que la única respuesta al problema del mal es mirar la Cruz de Jesucristo que está ahí porque con su sufrimiento y padecimiento Él nos defendió. Solo con nuestro sufrimiento, unidos a la luz de Cristo podemos entender la maldad de la naturaleza”, finalizó monseñor DiMarzio.