La disonancia política y la desesperación económica usurparon las voces de los epidemiólogos que gritaron a los cuatro vientos que la reapertura prematura del país podría provocar nuevos brotes del Coronavirus e incrementar el número de muertes, así como también podría obstaculizar los verdaderos esfuerzos de recuperación económica.
“Si no logramos desarrollar una respuesta nacional coordinada y fundamentada en la ciencia, temo que la pandemia será aún peor y más prolongada, causando enfermedad y muertes sin precedentes”, advirtió el exdirector de la agencia gubernamental que supervisa el desarrollo de una vacuna contra el COVID-19, Rick Bright, en su testimonio ante el Comité de Salud de la Cámara de Representantes a mediados de mayo.
Bright fue destituido en marzo de su puesto como jefe de la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado (BARDA) luego de que, según él, se opusiera al uso de los medicamentos que el presidente Trump promocionó en varias ocasiones a nivel nacional como posibles terapias contra el Coronavirus, a pesar de la carencia de evidencia científica en cuanto a su efectividad.
El científico, quien fue transferido a un cargo de menor jerarquía en los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés), advirtió que Estados Unidos enfrentará a fin de año “el invierno más oscuro de la historia moderna” a menos que las autoridades actúen contundentemente para evitar un rebrote mucho más severo.
El director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, el doctor Anthony Fauci, también pronosticó un panorama sombrío ante la Cámara del Senado estadounidense, al señalar que reabrir el país prematuramente crea “un riesgo real de que se desencadene un nuevo brote que no se pueda controlar”.
Bright, Fauci y el director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), Robert Redfield, reiteraron que el virus no se ha controlado en Estados Unidos. Sin embargo, el equipo de asesores especiales del presidente se dio a la tarea de simplificar la guía de los CDC que señala las medidas de seguridad en la reapertura del país con datos menos restrictivos para negocios y lugares de empleo, según un reporte de AP que señala que personal de los CDC no estaban de acuerdo con los cambios.
En el portal de internet de los CDC, figura una guía para la reapertura del país que incluye instrucciones de desinfección de lugares públicos, incluyendo escuelas, empresas y hogares. Se trata de un marco general basado en tres puntos: la limpieza normal de rutina con agua y jabón, la desinfección frecuente de superficies y objetos que sean tocados por varias personas usando desinfectantes aprobados por la Agencia de Protección Ambiental, y el uso de desinfectantes alternativos (por ejemplo, 1/3 de taza de blanqueador con cloro diluido en 1 galón de agua, o soluciones con un 70 % de alcohol).
