ESTA CUIDAD NOS IMPONE su acelerado ritmo… incluso cuando no llevamos prisa. Los ríos de gente nos arrastran, y en medio de esa locura encontramos pequeñas maravillas que nos hacen detenernos. Hace poco tuve una de esas sorpresas: miré dos veces para finalmente darme cuenta de que no estaba viendo doble sino que esa música flamenco venía de dos guitarras magistralmente tocadas por dos artistas.
Gabriel y Guillermo Ariza son dos gemelos idénticos nacidos en Cartagena, Colombia, que vinieron a Estados Unidos armados con un talento musical, dos guitarras y tremendas voces para contagiar a todos en las calles de la Gran Manzana con la alegría de su música.
Muchos neoyorquinos ya están familiarizados con su espectáculo pues desde hace varios años han participado del programa que permite a ciertos artistas mostrar su arte al público en el sistema de metro en la ciudad de Nueva York. Sus interpretaciones van desde flamenco y cumbia hasta ritmos africanos con influencia cubana, piezas que esta pareja acompaña con bailes bien coordinados.
‘Gimagua’ es el nombre de este dueto que a través de su carrera artística ha sido invitado a programas de renombre como Sábado Gigante, El Show de Cristina y Despierta América entre otros programas locales y nacionales.
Además del subway, muchos festivales musicales, desfiles y ferias han sido los escenarios donde Gabriel y Guillermo se han presentado. Su talento es cada vez más conocido, lo que les ha permitido llevar su show a eventos privados como bodas, cócteles, cumpleaños, aniversarios, etc.
En 2002 ‘Gimagua’ grabó su última producción llamada ‘Twin Sensation From New York’ y en ella incluyeron diez canciones, una de ellas dedicada al “Corralito de piedra”, como se le conoce a esa bella ciudad que los vio nacer.
En redes sociales quienes han tenido la oportunidad de verlos durante su show, dejan reseñas muy positivas y una de ellas captó mi atención porque decía: “Soy un conductor de tren en la línea de R, los he visto pero juro que me gustaría poder detener el tren, así fuera por un minuto, para poder escucharlos tocar”.