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DUBLÍN—. A solo unas horas de que el Papa Francisco condenara los “repugnantes crímenes” de abusos sexuales cometidos por miembros del clero, durante su viaje de dos días a Irlanda, en los Estados Unidos se supo que un exnuncio apostólico en el país acusa a Francisco de haber tenido conocimiento de las acusaciones de abuso que pesaban contra el excardenal Theodore McCarrick y no tomar ninguna medida.
Además de eso, el arzobispo italiano Carlo Maria Viganò afirma que el papa Francisco derogó las sanciones impuestas a McCarrick por el papa emérito Benedicto XVI a fines de la década de 2000, a pesar de que Viganò informó personalmente al papa en junio de 2013 sobre los cargos de mala conducta y abuso contra McCarrick.
La noticia fue reportada por primera vez por el veterano periodista católico Edward Pentin del National Catholic Register en conjunto con otro medio conservador, LifeSiteNews.
CBS News habló por teléfono con Viganò el domingo, y este confirmó la autoría de la declaración y dijo que estaba haciéndolo público ahora “para combatir la grave situación, proteger a la iglesia y también detener futuros abusos”. También le dijo a la productora de CBS News Anna Matranga que él no tenía agenda y estaba declarando hechos.
En una declaración de 11 páginas el sábado, Viganò, de 77 años, llamó al Papa Francisco a renunciar. Pentin ha publicado el texto completo de la declaración aquí.
“En este momento extremadamente dramático para la Iglesia universal, debe reconocer sus errores y, de acuerdo con el principio proclamado de tolerancia cero, el Papa Francisco debe ser el primero en dar un buen ejemplo a los Cardenales y Obispos que ocultaron los abusos de McCarrick y renunciar junto con todos ellos”, escribió el arzobispo italiano.
Viganò se desempeñó como Nuncio apostólico en los Estados Unidos desde octubre de 2011 hasta abril de 2016, sirviendo a ambos Papas Benedicto y Francisco.
En la declaración, Viganò dice que le comunicó al recién elegido Papa Francisco el 23 de junio de 2013, sobre las quejas de abuso sexual de seminaristas y un monaguillo que pesaban sobre el ex arzobispo de Newark y Washington D.C., quien renunció el mes pasado.
Según Viganò, le dijo al Papa Francisco: “Santo Padre, no sé si conoce al Cardenal McCarrick, pero pregunta a la Congregación por los Obispos, allí tienen un dossier así de grueso sobre él. Corrompió a generaciones de seminaristas y sacerdotes y el Papa Benedicto le ordenó retirarse a una vida de oración y penitencia”.
La referencia es a la Congregación para Obispos del Vaticano, responsable de ayudar al Papa en la supervisión de los obispos católicos de todo el mundo.
Viganò ofreció detalles sobre la penitencia que, según él, fue impuesta por Benedicto.
“El cardenal debía abandonar el seminario donde vivía”, escribió Viganò. “También se le prohibió celebrar [Misa] en público, participar en reuniones públicas, dar conferencias, viajar, con la obligación de dedicarse a una vida de oración y penitencia”.
Viganò dice que no sabe exactamente cuándo se decretaron esas medidas, pero que ocurrió en 2009 o 2010.
Según Viganò, los esfuerzos anteriores de otros enviados papales a Estados Unidos para llevar los cargos contra McCarrick a la atención de Roma fueron obstruidos en la Secretaría de Estado del Vaticano, culpando a los cardenales italianos Angelo Sodano y Tarcisio Bertone —secretarios de Estado de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI, respectivamente.
Viganò también afirma que el cardenal Donald Wuerl de Washington, DC, conocía las acusaciones contra McCarrick: “Yo mismo expuse el tema al cardenal Wuerl en varias ocasiones” y añade en su testimonio que “el cardenal miente descaradamente”.
En una entrevista reciente, Wuerl afirmó enérgicamente que no conocía ni los cargos de abuso contra McCarrick ni los acuerdos anteriores por mala conducta con seminaristas en las diócesis de Metuchen y Newark en Nueva Jersey.
“Durante el tiempo que [McCarrick] estuvo aquí y ciertamente todo el tiempo que yo he estado aquí, nunca hubo noticias”, dijo Wuerl. “Puedo decirte sin temor a equivocarme que nadie vino a mí y me dijo que esta persona le hizo algo. Nadie. Nunca”.
Sobre este punto, Ed McFadden, portavoz del cardenal declaró a la Agencia Católica de Noticias: “El Cardenal Wuerl no recibió documentación o información de la Santa Sede con respecto al comportamiento del Cardenal McCarrick o ninguna de las prohibiciones sobre su vida y ministerio sugeridas por el Arzobispo Viganò”.
También McFadden dijo que “el Cardenal Wuerl niega categóricamente que alguna vez se le haya proporcionado información sobre los motivos de la salida del Cardenal McCarrick para el Seminario Redemptoris Mater”.
“El arzobispo Viganò presume que Wuerl tenía información específica que este nunca tuvo”, dijo el portavoz.
En una nueva declaración a Crux el domingo, McFadden añadió que “a pesar de lo que indica el memorándum del Arzobispo Viganò, el Cardenal Wuerl no recibió ninguna documentación o información durante su estancia en Washington con respecto a cualquier acción tomada contra el Arzobispo McCarrick”.
Viganò alega que bajo el pontificado de Francisco, las sanciones contra McCarrick se levantaron y el exprelado de Washington actuó como un “fabricante de príncipes”, colaborando a la sombra con los nombramientos episcopales tanto en EEUU como en el Vaticano. Entre ellos, Viganò acredita a McCarrick por haber “orquestado” los nombramientos tanto del Cardenal Blase Cupich de Chicago como del Cardenal Joseph Tobin de Newark.
Sin embargo, a pesar de las fuertes protestas de la nota, el propio Viganò ha sido acusado de mal manejo de acusaciones de abuso sexual.
Según un memorando de 2014, hecho público por primera vez en 2016, cuando se desempeñaba como nuncio Mons. Viganò anuló una investigación —llegando incluso hasta exigir que se destruyera la evidencia— contra el entonces arzobispo John Nienstedt de St. Paul y Minneapolis, que estaba siendo investigado por mala conducta con seminaristas, así como por encubrimiento de abuso sexual. Nienstedt renunció como jefe de la arquidiócesis en 2015.
Esta no es la primera vez que Mons. Viganò se ha metido en el rol de denunciante del Vaticano.
En 2012, las cartas de Viganò a Benedicto XVI y Bertone estuvieron en el corazón del escándalo inicial de “Vatileaks”, que involucraba documentos confidenciales robados del escritorio del Papa alemán y filtrados a los periodistas por su mayordomo personal. En las cartas, Viganò protestaba por su nombramiento como enviado a los Estados Unidos, alegando que estaba siendo castigado por intentar limpiar la corrupción financiera en su cargo anterior como segundo oficial en el Gobierno del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Esos cargos fueron negados por el Vaticano en ese momento, afirmando que eran “el resultado de evaluaciones erróneas o temores basados en pruebas sin fundamento, incluso abiertamente contradichos por los personajes principales invocados como testigos”.
En una serie de tweets después de que se publicara la declaración de Viganò, la sobreviviente irlandesa de abuso Marie Collins, que se encontraba entre las ocho víctimas que se reunieron con el Papa Francisco el sábado durante su visita a Dublín, dijo que durante esta conversación salió a relucir el caso McCarrick.
Según Collins, el Papa dijo que “inmediatamente que supo que lo que se decía era cierto, lo despidió y fue fuerte en su condena”.
PS to my last tweet. Obviously if true must be held accountable as anyone should who covers up.
— Marie Collins (@marielco) August 26, 2018
“No tengo la menor idea si lo que está en la carta [de Viganò] es verdad o no, solo estoy informando lo que se dijo”, escribió, y agregó que si lo que el nuncio decía es cierto, Francisco “debe rendir cuentas como cualquier otro”.
En una declaración el domingo, el obispo Joseph Strickland de Tyler dijo que aunque no tiene conocimiento directo sobre las acusaciones contra el Papa Francisco u otras personas mencionadas en la carta de Viganò, las considera “creíbles”.
Mons. Strickland pidió una “investigación exhaustiva … similar a las realizadas cuando las acusaciones se consideran creíbles”, y dijo que cualquier persona declarada culpable, en cualquier nivel de la Iglesia, debería rendir cuentas.
Strickland también pidió que su declaración sea incluida en todas las Misas dominicales en su diócesis vinculada a la carta de Viganò.
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*Este artículo fue publicado originalmente en Crux bajo el título Ex-papal envoy to US calls on Pope to resign, saying he knew about McCarrick. Para leer la versión en inglés haga clic en el enlace.