Nuestra diócesis

En nuestra memoria

Padre Jorge Ortiz-Garay

El padre Jorge Ortiz-Garay nació en Ciudad de México el 16 de octubre de 1970 y fue ordenado sacerdote en la Arquidiócesis de Newark el 29 de mayo de 2004. Cinco años más tarde llegó a la Diócesis de Brooklyn para servir como vicario parroquial en la Concatedral de San José en Prospect Heights.

En junio de 2014 fue asignado administrador de la iglesia Santa Brígida en Wyckoff Heights, de la que fue su párroco cinco años después. El padre Jorge servía con su ministerio en el Camino Neocatecumenal y, dirigiendo el Apostolado Mexicano donde, como en todo lo que hizo, dejó su huella y legado.

El 24 de marzo de este año tuvo que ser hospitalizado debido a las complicaciones de salud que sufrió a causa del coronavirus. Pese a los esfuerzos del personal médico, su estado se deterioró y tres días después falleció.
Tristemente su deceso, a los 49 años, fue noticia dentro y fuera del país, pues fue el primer sacerdote que murió a causa del COVID-
19 en los Estados Unidos.

Clérigos, feligreses y amigos lo recuerdan como un hombre de profunda fe y un servidor incansable de su comunidad.

Elimelec Soriano, su amigo y colaborador durante varios años, y coordinador del Apostolado Mexicano, lo recuerda como ser humano
carismático y con mucho amor para dar.

“Fue un sacerdote muy importante para la comunidad hispana, no solo la mexicana, porque siempre tenía tiempo para todos”, recuerda Elimelec, quien no olvida las palabras de quien sigue siendo su mejor amigo: “Tenemos que escuchar a la gente y estar con ellos”.

Elimelec extraña sus homilías, su disposición y su habilidad para resolver los problemas. Tanto echa de menos a su mejor consejero, guía espiritual y entrañable amigo por los últimos 10 años, que aún suele llamarlo o escribirle a su celular porque por momentos olvida que partió al Reino del Padre.

Desde su fallecimiento, cada día 27 el Apostolado Mexicano se reúne virtualmente para orar por el eterno descanso del padre Jorge.

El diácono Carlos Martínez acompañado de su hijo Juan Manuel Martínez Velázquez (izquierda) y su amigo Gerardo Lozano (derecha).

Diácono Carlos Martínez

El diácono Carlos Martínez nació en Pereira, Departamento Risaralda (Colombia), en 1959 y llegó a los Estados Unidos a los 19 años. Fue ordenado diácono permanente el 26 de mayo de 2007 por Mons. Nicholas DiMarzio, obispo de Brooklyn.

Para quienes lo conocimos, lo que lo definía era su don de gente, buen humor y voluntad de servir; así como su acento pereirano que nunca desapareció y que su amigo y compañero en el Movimiento Cursillos de Cristiandad, Gerardo Lozano, recuerda vívidamente.

“Nunca dijo no a ningún grupo y siempre colaboró con los jóvenes y los adultos”, dice Gerardo quien es también colombiano. Para Gerardo, un gran momento de felicidad que compartió junto a su amigo fue cuando Martínez vivió su Cursillo de Cristiandad. “A él se le extraña mucho por su forma de ser, era de esas personas que acogía a la gente, en su casa y en las actividades siempre estaba motivando”, recuerda.

Entre las anécdotas suyas, menciona que el diácono Martínez, asignado a la parroquia Todos los Santos en Brooklyn y miembro de las Jornadas de Vida Cristiana, frecuentemente preparaba empanadas para todos: una de tantas muestras de su gran generosidad.

El pasado 19 de abril su familia, amigos y parroquianos y la Diócesis de Brooklyn, lamentaron el deceso del diácono Carlos Martínez a causa del COVID-19. Al diácono Martínez le sobreviven su esposa, Awilda Martínez, y su hijo Juan Manuel.