Biblia

¿Hay escenas de sexo en la Biblia?

“La película no es apta para menores”.

Con este anuncio, según la norma de nuestros padres, los niños no podíamos ir al cine. La verdad es que no sabíamos “por qué”. Alguien decía que mostraba escenas feas. Hoy día hablarán más claro y confesarán que hay mucho sexo. Me pregunto si la Biblia es una película apta para todas las edades o presenta algo “sucio”. Habrá que abrir sus páginas.

El Libro Santo no es mudo en mostrar las relaciones entre hombre y mujer o sobre el acto sexual, recordemos el adulterio del rey David. Pero creo que antes de juzgar las relaciones entre hombres y mujeres será bueno ponerlo en contexto. Por ejemplo, reconocer el mandato de Dios, a “multiplicarse”, con el que decide que exista atracción entre el hombre y la mujer. Así aparece en el primer relato de la creación.

Y creó Dios al hombre a su imagen. A imagen de Dios lo creó. Varón y mujer los creó, os bendijo, diciéndoles: “Sean fecundos y multiplíquense”. Gn 1,27-28.

Otra sorprendente costumbre antigua era tocar los genitales al hacer un juramento, como cuando Abraham pide a su servidor Eliecer que cumpla fielmente su mandato de buscarle esposa a su hijo Isaac:

Pon tu mano bajo mi muslo, (genitales, órganos de reproducción) y júrame por Yahvé. Gn 24,2-3.

La misma extraña costumbre la practica Jacob con su hijo José cuando le ruega que lo entierre en Canaán:

Si me aprecias de veras, te ruego que coloques tu mano bajo mi muslo, y me prometas que no me sepultarás en Egipto. Gn 47,29.

Pero, ¿cuál era la ley judía en las relaciones entre hombre y mujer? Los libros del Levítico y del Deuteronomio nos presentan abundantes y concretas normas. Solo presentamos unos ejemplos:

Cuando una mujer conciba y tenga un hijo varón, quedará impura durante siete días. Lv 12,2.

No tendrás relaciones con una mujer durante el período de sus reglas. Lv 18,19.

No tendrás relaciones con las hijas de tu hijo o de tu hija. Lv 18,10.

No te acostarás con un hombre como se hace con una mujer… No te acostarás con un animal… Tampoco la mujer se dejará cubrir por un animal. Lv 18,22-23.

Sorprendentemente, todavía hoy día, se puede ver en Nueva York, que muchas mujeres judías no usan pantalones. Esta costumbre viene de la ley del Deuteronomio.

La mujer no llevará vestido de hombre, ni el hombre vestido de mujer, porque Yahvé aborrece al que hace tal cosa. Dt 22,5.

En el Próximo Oriente se esperaba que la mujer fuera virgen antes de casarse, pero:

Si no aparecen las pruebas de su virginidad, entonces la sacarás a la puerta de la casa de su padre y morirá apedreada por el pueblo. Dt 22,20-21.

Había otra ley con respecto a los hombres y su función en el templo:

El hombre que tenga los testículos aplastados o el pene mutilado no será admitido en la asamblea de Yahvé. Dt 23,2.

La negación de Urías a su rey David de ir a casa (para tener relaciones con su esposa) está justificada por la ley de aquel tiempo:

Si un hombre está recién casado, no irá a la guerra ni se le molestará con otro servicio. Dt 24,5.

Los órganos de reproducción eran considerados casi como sagrados. Hoy día resulta difícil de entender la ley de aquellos años.

Si dos hombres pelean entre sí y la mujer de uno de ellos se acerca para librar a su marido de los golpes del otro, alarga la mano y agarra a éste por las vergüenzas, harás cortar la mano de la mujer sin piedad. Dt 25,11-12.

Igualmente, nuestra sociedad no aceptaría la opinión que Cohelet, judío de Palestina en tiempos del rey David, tiene sobre las mujeres:

La mujer es más amarga que la muerte; ella es para el hombre una trampa, su corazón es una red y sus brazos, cadenas. Qoh 7,26.

Por el contrario, todo el libro del Cantar de los Cantares es una loa a la amada. Su canción es una descripción bellísima de dos enamorados.

Los labios de mi novia destilan pura miel; debajo de tu lengua se encuentra leche y miel, y la fragancia de tus vestidos es como aroma de incienso. Cant 4,11.

Hijas de Jerusalén, yo les ruego por las gacelas y las cabras del campo que no despierten ni molesten al Amor hasta cuando ella quiera. Cant 2,7.

Jesús también habló de las relaciones entre hombre y mujer:

¿No han leído que el Creador al principio los hizo hombre y mujer y dijo: El hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá con su mujer, y serán los dos una sola carne? Mt 19,4.

Es Pablo quien especifica las consecuencias de no seguir el plan divino:

Es fácil reconocer lo que proviene de la carne: fornicación, impurezas y desvergüenzas. Gal 5,19.

Y ya que son santos, que la fornicación o cualquier clase de impureza o de codicia ni siquiera se mencione entre ustedes. Ef 5,3.

Como hemos indicado, la Biblia no cuelga el cartel “no apta para menores”, pero ciertamente ofrece páginas que requieren discreción.

¿Reconoce usted en estas “páginas de adultos” la inspiración divina?