Biblia

La tradición del incienso

“Cuidadlo para que salgo mucho humo”. Éste era el consejo de fray Pedro, hermano franciscano y encargado de encender los carbones, depositados en unos recipientes llamados incensarios. Una vez preparados los monaguillos se encargaban de mantenerlos en movimiento. De esta manera, cuando el sacerdote colocara el incienso, se cumplía el deseo del hermano. ¡Mucho humo!

Pero nunca explicaron qué significaba la ceremonia del humo en la iglesia. Ni en qué fiestas se usaba el incienso. ¿Era solo propio de los franciscanos? ¿Cuándo empezó a usarse el incensario?

Incienso es una palabra que procede del latín y se traduce por encender, quemar, prender fuego. Se obtiene de las resinas aromática vegetales. En contacto con el fuego desprende un humo fragante. Estimula la concentración y relajación. Es una ayuda contra el insomnio.

El quemar incienso ha sido una tradición utilizada por todas las civilizaciones de la antigüedad. Los egipcios usaban el incienso en los templos. Todavía hoy se pueden observar dibujos rituales con las nubecillas del humo.

El pueblo judío había establecido el uso del incienso para el culto. Su mención es abundante en la legislación de Moisés. Por ejemplo, le manda a Aarón:

“Quemar cada mañana incienso aromático, y hará lo mismo al atardecer cuando alimente los luceros”. Ex 30,7.

Moisés ordena a todos sus jefes que cada día hagan su ofrenda en la Tienda del Encuentro. Entre otras cosas consistía en presentar:

“Una fuente de plata (…) un platillo de plata (…) llenos de flor de harina amasada con aceite (…) una naveta de oro (…) llena de incienso”. Num 7,13.

En preparación de las batallas y para que puedan vencer a sus enemigos, Moisés bendice a las doce tribus, y les ordena:

“Ofrecer incienso para que suba el olor de su humo”. Dt 33,10.

En el gran Día del Perdón, Aarón sumo sacerdote se vestirá con la túnica sagrada de lino otros ornamentos para ofrecer dos machos cabríos por los pecados del pueblo. Así describe la Ley la ceremonia:

“Tomará del altar un incensario lleno de brasas y dos puñados de incienso aromático. Pondrá el incienso sobre el fuego delante de Yahvé de manera que la nube del incienso envuelva el Lugar del perdón”. Lev 16,12-13.

El salmo 141 hace una bella comparación entre el ascenso del humo del incienso y la elevación de las plegarias subiendo al cielo:

“¡Suba a ti mi oración como el incienso!” Sal 141,2.

El evangelio de san Lucas narra el rito del incienso en el templo de Jerusalén. Consistía en una ofrenda diaria, por la mañana y por la tarde. Los sacerdotes debían hacerlo según su turno.

“Mientras Zacarías le tocó a él en suerte entrar en el Santuario del Señor para ofrecer el incienso. Cuando llegó la hora del incienso, se le apareció un ángel del Señor, de pie, al lado derecho del altar del incienso”. Lc 1,8-9.

La importancia y el valor del incienso queda manifiesta en los regalos de los Magos en su visita al Niño Jesús en Belén. Es lo mejor que ofrecen después de su largo viaje.

“Abrieron después sus cofres y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra”. Mt 2,11.

El uso del incienso ha tenido un sentido religioso, con un efecto de paz interna. El humo es la plegaria de la comunidad subiendo a los cielos. La Iglesia Católica, siguiendo la tradición del AT continúa utilizándolo en determinadas ceremonias de su culto.

¿Qué sentido tiene para usted el incienso?